Marruecos

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Nuestra misión en Marruecos


La expresión artística tiene la notable capacidad de captar la esencia de un lugar y su gente, trascendiendo fronteras y forjando conexiones que resuenan profundamente a pesar de las distancias. En los impresionantes paisajes costeros del Marruecos atlántico está tomando forma una misión artística única, desde los calurosos vientos del desierto hasta la suave brisa marina, Larache(العرائش) un pueblo situado a 90 kilómetros al sur de Tánger(طنجة), sirve de constante fuente de inspiración.

Larache nos robó el corazón

En Larache, encaramada en lo alto de un acantilado con vistas al majestuoso océano Atlántico, prospera una comunidad vibrante, sus calles están vivas con el corazón palpitante de la cultura marroquí, latiendo al ritmo de la vida cotidiana. Puedo decirle sinceramente que sus gentes poseen un espíritu único, una pasión que impregna todos los aspectos de su existencia. Al pasear por los bulliciosos mercados y la vibrante Medina, se puede sentir la profunda conexión que los residentes tienen con su comunidad y su patrimonio cultural. 

Uno de los elementos más llamativos del tejido cultural del pueblo es la inquebrantable pasión por las acrobacias. El pueblo es famoso por sus tradiciones acrobáticas, transmitidas de generación en generación, en las que se entremezclan agilidad, gracia y audacia. Cada giro, salto y voltereta refleja un arraigado amor por el espectáculo, una forma de arte que trasciende el lenguaje y cautiva a todos los que la presencian.

Los habitantes de Larache han perfeccionado sus habilidades acrobáticas durante siglos, creando un espectáculo que deja boquiabiertos a los espectadores. Los acróbatas, con su extraordinaria destreza física, dan vida a historias a través de hazañas que desafían la gravedad y movimientos ágiles. Sus actuaciones no sólo entretienen, sino que encarnan el espíritu de determinación, disciplina y resistencia profundamente arraigado en la identidad del pueblo. 

Más allá del arte de la acrobacia, este lugar es un paraíso para la expresión artística underground en todas sus formas. La ciudad es un santuario para músicos, bailarines, pintores y poetas, que encuentran inspiración en sus hipnotizadoras vibraciones. La energía que fluye por las calles y los visitantes se ve arrastrada a menudo a actuaciones improvisadas, actuaciones en jams y muestras espontáneas de brillantez artística.

En el antiguo cementerio español, encontré una tumba, Jean Genet el poeta francés yacía muerto allí.


"Mi corazón está en mi mano, y mi mano está traspasada, y mi mano está en la bolsa, y la bolsa está cerrada, y mi corazón está atrapado".

- Jean Genet, Nuestra Señora de las Flores 

Sin fronteras

En el siempre impredecible ámbito de la cooperación internacional, un encuentro fortuito a través de Migracode, un proyecto de la Comisión Europea para promover las escuelas de codificación para refugiados, nos puso cara a cara con el dinámico dúo formado por Abde y Seb, de Future Train, una ONG que opera tanto en Suecia como en Marruecos. Gracias a este encuentro fortuito, nos hicimos rápidamente amigos suyos, y ahora caminamos y hablamos juntos.

Abde y Seb, con su contagioso entusiasmo y su profundo amor por Marruecos, nos instaron a aventurarnos en Larache. Sus incesantes conversaciones sobre este pueblo encendieron una curiosidad insaciable, impulsando a todo el equipo a embarcarse en una expedición inolvidable. Esta visita alimentó una visión colectiva entre todos nosotros para crear algo extraordinario, algo que trascendiera las fronteras y desvaneciera las distancias. 

El arte es nuestra arma: el impacto de la colaboración artística intercultural.

A través del compromiso de colaboración hemos enviado a numerosos individuos de nuestra comunidad, cada uno armado con sus talentos y perspectivas únicas, el impacto de estos viajes artísticos ha sido profundo, creando ondas de cambio que han tocado las vidas de visitantes y locales.

Julia Casal es una experimentada cineasta independiente que documentó el modo de vida de Larache durante un proyecto europeo con Rural Hackers y Future Train. El documental es una valiosa pieza de narración visual que ofrece a los espectadores la oportunidad de inmiscuirse en la vida de la Medina. Su amor por el cine y su dedicación a mostrar la belleza y autenticidad de Larache son totalmente evidentes a lo largo de todo el proyecto. 

Una imagen vale más que mil palabras: Haga clic aquí para ver el documental ¡Hágala clic!

El mural de Tom Glindering, una pieza visual nacida de su estilo de pintura abstracta, ha añadido una nueva capa de vitalidad e introspección a las calles del casco antiguo de Larache. Este mural se encuentra en la entrada de Zeljou, un centro multidisciplinar de la ONG Future Train donde se imparten talleres, educación, espacios cómodos gratuitos y un restaurante de deliciosa cocina marroquí. La pintura es un mapa abstracto de la ciudad que muestra varios detalles reconocibles, como la Medina, por lo que es fácilmente comprensible para personas sin experiencia artística. Su obra invita a los espectadores a reflexionar sobre el lugar donde viven y a embarcarse en un viaje de autorreflexión, evocando pensamientos profundos e inspirando conversaciones sobre el cambio.

Elisabeth Hilerud, experta en Zentangle, ha involucrado a la comunidad local en talleres transformadores. Compartiendo sus técnicas, guió a los participantes en la creación de intrincados diseños. El impacto de estas actividades se extiende más allá de la creación, ya que los participantes abrazan la naturaleza meditativa de este arte, encuentran consuelo, paz interior y alivio del estrés a través de trazos y patrones deliberados, mejorando su bienestar mental.

Maritzza y Cuco se embarcaron en su viaje artístico a Larache con una misión clara en mente: al comprometerse con la gente de la ciudad, pidieron su opinión sobre qué animal representar, y la rotunda respuesta les llevó a pintar un burro (hmar). Esta elección refleja el papel tradicional de los burros en el transporte de alimentos a la ciudad, y resonó como la representación más honesta y auténtica. Su colaboración se extendió al trabajo con el maestro Nabil, una experiencia que les pareció increíble e inspiradora. No sólo han creado un legado artístico duradero, sino que también han fomentado un sentido más profundo de conexión y comprensión, honrando el gigantesco papel del burro en la cultura marroquí. 

La saga continúa

A través de diversos proyectos e iniciativas europeos, las personas que hemos enviado a Larache han tenido la oportunidad de vivir experiencias transformadoras, grabar documentales y participar en diversas actividades. Estas interacciones han fomentado el crecimiento personal, el intercambio cultural y el entendimiento mutuo.

Las colaboraciones artísticas han empoderado a la comunidad de Larache, dando voz a sus tradiciones, aspiraciones y sueños. Los murales se han convertido en un motivo de orgullo que simboliza la resistencia, la creatividad y la riqueza cultural de la comunidad. Han infundido un renovado sentido de esperanza y posibilidad, inspirando a la próxima generación a abrazar su herencia y perseguir sus pasiones artísticas.